El Superior
General de nuestra Congregación, Hno. Emili Turú, hacer llegar a
todas las comunidades educativas maristas del mundo un afectuoso
saludo en el marco de esta celebración en honor a nuestro Padre
Fundador.
Tal día como hoy, hace 170 años, el H. Francisco
cumplía con la triste obligación de comunicar al Instituto que
su querido hermano y amigo, Marcelino Champagnat, había muerto:
El sábado 6 de junio, a las cuatro y media de la mañana,
nuestro buen Padre Superior se ha dormido pacíficamente en el
Señor, después de tres cuartos de hora de una serena agonía
En
esta dolorosa circunstancia, os invitamos, queridísimos
hermanos, a unir vuestras lágrimas y vuestras esperanzas a las
nuestras. Lloremos a un buen padre, a un digno Superior y
Fundador, a un santo sacerdote de María, nuestro apoyo, nuestro
guía, nuestro tierno consolador. Lloremos porque la muerte nos
ha quitado a aquel que sabía compartir tan bien nuestras penas y
dirigir nuestros pasos por la vía de la salvación
Nos
corresponde a nosotros ahora, recoger y seguir con atención sus
últimas y tan impactantes enseñanzas; hacerlas revivir en cada
uno de nosotros, imitando las virtudes que admiramos en él y,
más que nunca, estrecharnos en torno a nuestra buena y tierna
Madre.
Es fácil imaginar la emoción que encierran esas breves líneas,
escritas por quien estuvo al lado de Champagnat desde que tenía
diez años. Han pasado más de veinte y, ahora, con 32, escribe en
calidad de
primer Superior general del Instituto. Son
innegables el amor y la admiración que sentía hacía Marcelino,
como puede apreciarse por las expresiones que usa al referirse a
él. Pero, como hombre de fe, mira enseguida hacia el futuro y se
siente invitado a recoger la herencia de Champagnat: Nos
corresponde a nosotros ahora
Él mismo se propone convertirse
en imagen viva del Fundador, y como tal será reconocido por
los hermanos.
Quizás por el gran amor que profesaba a Champagnat, el H.
Francisco apreció también, de manera muy evidente, la casa de
lHermitage, a la que calificó frecuentemente como el gran
relicario del P. Champagnat. Todo aquí nos habla del P.
Champagnat, todo nos recuerda a este buen Padre. Los muros, los
tabiques, los suelos nos dicen que él fue a la vez albañil,
yesero, carpintero. Caminó sobre estos suelos, recorrió estas
habitaciones; aquí rezó, cantó, confesó, celebró la Misa, dio la
comunión en esta capilla que él mismo construyó; trabajó la
tierra, la huerta
golpeó la dura roca para rebajarla.
Finalmente, aquí reposa entre nosotros. ¿Quién más capacitado
que el H. Francisco para comprender el enorme valor simbólico de
nuestra Casa madre, él que pasó en lHermitage 56 años
Reivindiquemos el espíritu de lHermitage. La
invitación me parece paralela a la que hacía el H. Francisco
cuando comunicaba la muerte del Fundador: Nos corresponde a
nosotros ahora recoger y seguir con atención sus últimas y tan
impactantes enseñanzas; hacerlas revivir en cada uno de
nosotros, imitando las virtudes que admiramos en él y, más que
nunca, estrecharnos en torno a nuestra buena y tierna Madre.
Nos corresponde a nosotros. Me corresponde a mí apropiarme del
espíritu de lHermitage. Y esta es la invitación que siento hoy
con fuerza. A peregrinar interiormente hacia la fuente de donde
brotaban la fe, la audacia, el coraje de Champagnat y de
nuestros primeros hermanos. ¿De dónde les venía a ellos esa
fuerza que les hizo superar todas las dificultades y dar la vida
con alegría al servicio de la misión marista
Me parece que difícilmente podremos recorrer el camino hacia
nuevas tierras pedido por nuestro XXI Capítulo General, si al
mismo tiempo no tomamos iniciativas para que nuestras raíces se
hundan hasta encontrar lo que dará alimento a nuestras vidas y
sentido a nuestro quehacer.
Este año estoy celebrando la fiesta de nuestro
Santo Fundador en Oceanía, donde, como sabemos, la presencia
marista se remonta a nuestros orígenes. Invito, pues, a todo el
Instituto, a dar gracias de corazón al Señor por todo cuanto
lleva a cabo en este continente a través de las distintas ramas
de la Sociedad de María; de manera especial, por los más de
cuatro mil maristas de Champagnat que actualmente se esfuerzan
por servir a unos 41.000 niños y jóvenes en esta parte del
mundo.
Dentro de unos días tendré ocasión de encontrarme
con los hermanos que están en un gran país asiático, como
miembros del Sector Asia ad gentes. Quisiera encomendarlos a
ellos y a todos los miembros del Sector a vuestras oraciones,
muy particularmente durante este día.
La segunda lectura de la liturgia propia de San Marcelino
Champagnat nos evoca a la primera comunidad cristiana
reunida en torno a María, la Madre de Jesús. Ella
es, en efecto, nuestra fuente de inspiración, nuestra compañera
de camino, Aquella que nos convoca a construir la Iglesia de
Pentecostés. Nunca como hoy cobran fuerza las palabras de
Marcelino en su testamento espiritual: Dígnese esta buena Madre
conservaros, multiplicaros y santificaros.
H. Emili Turú, Superior General