Con el Lema:
"Dar a conocer a Jesús con nuestras palabras y obras, al estilo
de María, es nuestro gozo", se realizó este importante congreso
en nuestro colegio.
Hace un par
de años nuestro Pastor, don Alejandro Goic Karmelic, nos invito
a recorrer un camino de transformación eclesial en el que todos
juntos: pastores, laicos, hombres y mujeres consagrados, en
espíritu de comunión y participación tendríamos participación.
En este contexto de revitalización de nuestra
Iglesia, asumimos como comunidad educativa el compromiso de preparar
junto a la Vicaría de la Educación, el VI° Congreso de Profesores de
Religión de nuestra Diócesis de Rancagua.
El día del encuentro (sábado 13 de noviembre) nos
sorprendió alegres y dispuestos, con el corazón encendido para dar
cuenta de que vida marista y vida diocesana laten al unísono.
Congregados por un mismo Señor, junto a unos 250 profesores de la
región, para anunciar al mundo que estamos dispuestos a dar a
conocer a Jesucristo y a hacerlo amar.
El tema central del Congreso tocó las fibras más
vitales de nuestro ser cristianos y maristas ¿Coincidencias
significativas, signos de nuestro tiempo Lo cierto es que al
tratar tanto desde la Teología , como desde la experiencia
docente a María, nuestra Buena Madre, en sus dimensiones de
Discípula y Misionera, nos permitió actualizar y dar un
testimonio Marista de Excelencia que posibilitó desplegar
valores muy arraigados en nuestra tradición: Sencillez,
laboriosidad y Amor a María; Y, reconocer que aún como comunidad
marista y diocesana tenemos desafíos sin precedentes que asumir
que tienen que ver con lograr cada vez mayor conciencia de la
misión que nos ha sido encomendada para el bien de muchos que
hoy siguen sin conocer al Dios de la Vida.
Queremos, especialmente en este tiempo de Gracia
dedicado a nuestra Buena Madre, continuar reconociendo su presencia
y cercanía. Porque experimentamos en el día a día, que junto a ella
crecemos en el amor y el conocimiento de su hijo Jesucristo. El
Espíritu nos ha ayudado a lograr mayor conciencia de que, como
comunidad educativa, nos une una misión que no termina en los
confines de nuestros edificios. Estamos llamados a ser sal y luz,
porque todas las Diócesis del mundo siguen estando presentes en
nuestros proyectos, especialmente nuestra diócesis de Rancagua.