Lejos del
ruido mediático y sin estridencias, queremos entregar este
anónimo pero sacrificado aporte de alumnos (as) y profesores
(as) del colegio a la comunidad de la VI Región.
Para competir, suelen las instituciones más prestigiosas,
moverse al viento de las modas.
Responsabilidad social y solidaridad han devenido en términos
que con facilidad se han instalado en los idearios de connotadas
instituciones para marchar al ritmo de la cultura y de sus
utilitarias exigencias.
No obstante, la verdad es otra: Nuestra cultura y nuestros
estilos no son para nada solidarios ni responsables de los
demás. Día a día constatamos inequidades e injusticias que
claman al cielo y demandan de nuestra parte acciones que
trascienden nuestras proyecciones. Entre ellas encontramos a
personas con rostros bien visibles que, sin pedir nuestra
presencia, han acudido antes a Dios para sentir su mano
bondadosa y experimentar misericordia.
Nuestro Dios no tiene manos, tiene sólo las nuestras para
construir un reinado en el que se vivencien valores que nos
convierten en hermanos y no en meros individuos.
Los proyectos solidarios que se han venido
implementando en nuestro colegio no son otra cosa que una
instancia para realizar lo más propio de nuestro ser cristiano:
ser personas para los demás que, en el encuentro con los más
desfavorecidos de la sociedad, hacemos vida la vocación a amar
ya construir una sociedad más justa.
En este 2009 no hemos realizado nada nuevo. Es más, no hay
medios informativos de fuerte circulación que hayan destacado
extraordinarias acciones que nos distingan entre miles. Pero
¿Les podemos contar algunos secretos
Si por esas casualidades de la vida, en un breve
recorrido por Rancagua city, anduviera por el Jardín Infantil
Santa Filomena o el de los Grillitos; o bien por la Sscuela
España, la escuela Augusto Dalmar, el colegio Carlos Miranda,
San Joaquín de los Mayos-, se encontraría con comunidades con
quienes hemos compartido la fraternidad y la alegría de
sentirnos parte de la gran familia cristiana. Todo esto entre
juegos, gestos y sonrisas que han permitido que niñas y niños de
los séptimos básicos, junto a sus profesoras y profesores, hagan
vida la llamada a amar y servir.
Nuestros Segundos Medios, en sintonía con los más pequeños,
también han querido hacer un paréntesis en sus obligaciones
académicas, para expresar el real sentido de la formación
marista: A saber, una formación para el servicio. Servicio que
encuentra recién su sentido cuando se actualiza en beneficio de
quien lo necesita. Es así como, animados por el espíritu, en
visita al Hospital Regional, han acompañado a quienes padeciendo
alguna enfermedad, experimentan la fuerte necesidad de sentirse
queridos, atendidos y escuchados.
El señor nos ha bendecido con la posibilidad de
salir al encuentro de nuestros hermanos que sufren, descubriendo
y descubriéndonos en nuestra radical condición de hermanos e
hijos de un mismo Padre. Él, nos ha vuelto apasionados por la
realidad.
Si le preguntaran a un joven de tercero medio, como ha
vivenciado la solidaridad (o la fraternidad) este 2009, con toda
seguridad la reciente experiencia de vida rural, cobraría para
el un reluciente sentido. No nos extrañaría que desde la
vivencia del compartir el pan y el trabajo, con las humildes
familias del secano costero, aquél o aquella joven valoraran el
verdadero sentido de las cosas, de sus relaciones familiares, de
los esfuerzos que tanto sus padres como las familias anfitrionas
deben realizar para asumir
los continuos desafíos que la vida nos presenta.
Más de alguna anécdota surgiría, de las levantadas a las seis de
la mañana, de las ordeñas de vacas , de la siembra de de arvejas
o de los rituales asociados a los corderos.
Como podrán apreciar, atentos lectores, no hay nada rimbombante.
De hecho en y para cada una de las experiencias esbozadas no
hubo medios de prensa ni canales de televisión. Simplemente
hemos venido realizando lo que desde hace décadas vivenciamos
como signo de una particular manera de ser y actuar: El estilo y
las maneras de Jesucristo.
Que la Buena Madre y El Padre Champagnat continúen
acompañándonos e intercediendo por nosotros para permanecer
fieles a los llamados que el señor nos hace.