Pareciera que fuese hace muy poco tiempo cuando llegue a mi
primer día de clases, acompañado de mis padres que me fueron a
dejar de la mano, entregándome a las enseñanzas de este gran
colegio, dejándome al cuidado en ese entonces del Beato
Marcelino Champagnat, poco a poco fui entrando a esta familia de
alumnos, profesores y hermanos, que desde muy pequeño me
acogieron. Como no recordar al hermano Humberto, a nuestro
antiguo rector el Hermano Jesús Pérez, a tantos profesores que
formaron parte de nuestra historia,
de este gran camino que un
día nuestro padres decidieron tomar, un recorrido largo pero muy
breve a la vez, en el formamos amigos, compañeros, lazos de
hermanos que hoy se despiden para comenzar una nueva aventura,
tal vez con miedo y angustia, por no saber lo que el futuro nos
depara, pero al mismo tiempo con ganas y desafíos nuevos, con
sueños y anhelos diferentes, con metas aún más grandes que las
que teníamos al partir y nuevos proyectos aún más difíciles de
realizar, pero pareciera que así es la vida, un recorrido de
nunca acabar
Terminamos un momento que por siempre
recordaremos en la vida, un recuerdo que esta escrito en lo más
profundo de cada uno de nosotros, que esta tallado con
sentimientos, adornado con emociones y envuelto en pensamientos.
Cada uno de nosotros sabemos lo que significa terminar esta gran
historia, para cada uno fue especial, para todos nosotros tiene
un significado diferente y a cada uno nos espera un camino
distintos en el futuro, el tiempo, Dios y la Buena Madre se
encargaran de volvernos a unir en esta historia que comenzamos y
vivimos juntos.
Ha llegado el momento de separarnos y continuar
con nuestras vidas, pero quiero que recordemos juntos esos
momentos en que jugábamos en el patio de básica, las veces en
que nos mandaban a inspectoría, los partidos de fútbol en las
mañanas, las aventuras que creábamos en nuestra imaginación en
cada recreo, también traigamos a nuestra memoria a tanto
compañeros que partieron antes de terminar esta etapa,
recordemos cuando pasamos a la otra sección, un mundo diferente,
de nuevas responsabilidades y desafíos, de a poco esta historia
fue llegando a su fin y aquellos jóvenes de media que veíamos en
nuestra infancia caminar por el patio del colegio, llegamos a
ser nosotros, nos tocó llegar al momento que nunca pensamos que
llegaría, era muy lejano, era una verdad que no sabíamos como la
viviríamos, pero llegamos a ella, por lo que ahora sólo nos
queda decir adiós y recordar siempre compañeros y amigos, que
nos une un sentimiento más halla de cualquier otro legado, somos
Marista, somos jóvenes encargados de cambiar la realidad al
mundo y entregar a todos, nuestras capacidades, trabajar por
ellas, darnos por entero a las cosas que hagamos, este
sentimiento no es simplemente el hecho de pertenecer a una
congregación que nos acompaño y nos formo como estudiantes y
personas, es una mística que nos unirá siempre y en todo lugar.
Queridos papas, amigos, apoderados,
profesores, administrativos y personas importantes para mi vida
que están presente en esta ocasión, creo representar a todos,
cuando doy las gracias por esta educación, por esta enseñanza y
por todos los momentos que pasamos en este colegio, creo
firmemente en esta formación y en este gran sentimiento que hoy
y por siempre llevaremos muy dentro de nuestros corazones.
Termino refiriéndome a todos mis compañeros, a
todos estos amigos de los cuales hoy me despido, nos volveremos
a ver, de eso estoy seguro, recuerden siempre, que el futuro
depende de nosotros y de Dios, de nuestro esfuerzo y nuestros
nobles sentimientos, y si no sabemos el camino, no nos
desanimemos, Dios tiene para todos una historia, como la que
descubrimos hoy, recién cuando terminamos, pensemos que en
cuanto aparezca el sol sabremos quienes somos y para que estamos
aquí, le doy las gracias a Dios, a la Virgen María, a mi
colegio, a mis padres y amigos por darse el tiempo de escucharme
y de decir con honor y orgullo, somos historia y ex-alumnos del
gran Instituto O'Higgins.
Hasta Siempre...
Muchas Gracias...
Buenas Noches