El pasado miércoles 4 de Junio se realizó el
tradicional almuerzo aniversario con toda la Comunidad Educativa de nuestro
colegio.
En esta oportunidad nuestro rector, el Hermano Jesús Triguero, tenía preparado
un hermoso homenaje a San Marcelino Champagnat, el cual compartiremos con
Ustedes a continuación:
HOMENAJE A SAN
MARCELINO CHAMPAGNAT
YO SERÉ TU MENSAJERO
Hno. Jesús Triguero Juanes.
Fue
allí dónde un 20 de mayo de 1789 nació Marcelino Champagnat, en Rosey.
Entre
risas, ternura y cariños
fue creciendo, con los sueños, una flor.
Alma niña, en las nubes de los vientos,
encumbraba
volantines de ilusión.
Marcelino tiene 15 años.
Llega a su pueblo un sacerdote. Dios
lo quiere, tú debes ser sacerdote.
Yo
te pido que seas generoso,
un obrero en los campos del dolor.
Hay
gaviotas que esperan en la playa
un
maestro en los vuelos del amor.
Ruge la vida en su interior.
Todo saldrá bien, puesto que Dios
me llama.
Si
lo quieres yo seré tu mensajero,
un romero, entre lluvia, polvo y sol.
Peregrino
que marche entre los niños,
ensayando
las canciones con tu voz.
El
2 de enero de 1817 Marcelino pone su autógrafo en la historia. Junto
a dos jóvenes, Juan Bautista y Juan María, construye las bases de la
Congregación Marista.
Ni
el halago cegó su entendimiento,
ni la prueba minó su voluntad.
Fue
un amigo de jóvenes inquietos
que a su lado tejían amistad.
Marcelino
salió vigoroso, a la lid contra las sombras y encendió una antorcha
trascendente que ilumina el sendero que todo marista sigue por la vida: un
ideal de redención y de esperanza.
Aunque
un poco de mi agua baste al sediento, con qué alegría se la entrego toda.
Un
largo caminar de 214
años, en pos del resucitado, pregonan el valor de su ejemplo y su ideal
¿Qué
importa que la voz de un imposible
golpee en la roca del amor.
Seguiremos
encumbrando volantines,
ensayando
las canciones con TU VOZ.
Siendo amigo de jóvenes inquietos
que se arriesguen por vivir una ilusión.
Padre
Champagnat, quienes formamos la familia marista del Instituto O´Higgins,
queremos agradecerte hoy, que hayas cumplido tu misión, que hayas sido un
hombre de verdad, un hombre de Dios.
Un
hombre enamorado de María, nuestra Buena Madre, que entregaste
desinteresadamente tu vida para envejecer entre la niñez y la juventud.
Gracias
también, Padre Champagnat, porque con tus hermanos, nos estás abriendo
a nosotros, los pueblos de América, un camino hacia el porvenir. Gracias
a ti que sentiste nostalgia por esta nuestra inmensa tierra: América, Chile, la
tierra abierta y tendida, buena para
el esfuerzo y para la hazaña. Toda horizontes como la esperanza, toda caminos
como la voluntad. Gracias, por tu
entrega, por tu fidelidad y felicidades
en tu día.
Si
lo quieres yo seré tu mensajero,
un romero, entre lluvia, polvo y sol.
Hay
gaviotas que esperan en la playa
un maestro en los vuelos del amor.