La Hermana Lidia Castro,
Religiosa de María Auxiliadora y Misionera en África, quiso
compartir con los Profesores de Básica su experiencia vocacional
misionera, al inicio de la Cuaresma de Fraternidad con la
imposición de la ceniza, y en el Año Vocacional..."Te he
llamado por tu nombre".
Nací en Parral en 1963 junto a mi
hermano mellizo Gonzalo Castro, profesor de Educación Física del
Instituto 0'Higgins de Rancagua.
Somos hasta ahora una familia muy
unida. Nuestros padres nos educaron a mi hermano, a Carmen nuestra
hermana menor y a mí, con mucho esfuerzo y nos ayudaron a seguir
con generosidad nuestros ideales de vida.
Dejé mi familia cuando tenia 16 años para seguir
el llamado de Dios, que había descubierto como alumna en el Liceo María
Auxiliadora de Santiago, allí como aspirante a la vida religiosa, terminé mis
estudios de Enseñanza media en el 87. Siempre soné con ser profesora y de
trabajar por el bien de los más pobres, especialmente jóvenes, Hice mi primera
Profesión religiosa en San Bernardo y fui enviada a Puerto Montt en el 84.
Desde el 85 al 90 la Congregación me preparó en la Pontificia Universidad
"Auxilium" en Roma, para dedicarme a la Educación.
Desde 1991 al 95 me he dedicado con cariño a
trabajos de administración educativa y pastoral juvenil.
En Punta Arenas tuve la responsabilidad de
administrar el trabajo educativo en el
Instituto Politécnico "Sagrada Familia", de allí pasé a Santiago
con la misma tarea en otro Liceo Técnico de la comuna de San Miguel, como
asistente en la casa de Formación en San Bernardo.
Cuando ya había hecho una opción más personal por
los pobres y decidido trabajar por la causa en cualquier lugar y circunstancia,
recibí el gran añorado llamado de ir a las Misiones "AD GENTES".
Así, desde 1996, he estado en Africa, específicamente al norte de un país
llamado Zambia.
Me siento muy feliz, muy realizada como mujer y
como religiosa, siguiendo el regalo de esta vocación misionera.
Mi trabajo es, plenamente dedicado a la promoción
de la mujer en el ámbito de la formación y educación, también animando
cursos técnicos de acuerdo a nuestras posibilidades e ingenio, trabajo que se
realiza sea en la escuela como en las aldeas cercanas a nuestra comunidad. Así,
en una cultura eminentemente machista podemos aportar a la mujer instrumentos
para ser más activas en el cambio social, tan necesario en un país pobre como
Zambia, donde la mujer tiene un rol importante que cumplir mas allá de procrear
hijos y cultivar el campo.
En nuestra misión con las jóvenes especialmente,
tenemos muchos desafíos, la epidemia del SIDA y la hambruna que azota al país
desde el año pasado nos invita a concretar acciones de ayuda que no siempre
están a nuestro alcance a no ser que recibamos ayuda desde afuera, amigos,
Instituciones solidarias y personas muchas veces desconocidas que dan su aporte
por la causa, como sea, es una gota de arena y de esperanza, no somos más que
instrumentos de Dios para la alegría de su pueblo agonizante de justicia y que
clama por la igualdad de derechos, la dignidad, y la paz en el mundo.
Le Educación es una Luz de Esperanza en el
Continente Africano.
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Hermana Lidia Castro. Misionera Salesiana en África.