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EL ROSTRO HUMANO DEL EMBRIÓN
Por
Instituto O'higgns .
Publicado:
20 Junio 2001
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Más de tres mil quinientos alumnos de colegios de Educación Media de Rancagua tuvieron la posibilidad de asistir a la exposición "El Rostro Humano del Embrión",
Padre Fernando Chomalí, durante su conferencia.
que se realizó en nuestro Colegio, durante los días 2 a 6 de abril. A través de 25 láminas didácticas, pudimos apreciar las etapas de la gestación del ser humano junto a las consideraciones éticas implícitas en ella.     La obra, creada por el genetista italiano Padre Roberto Colombo, está estructurada en tres capítulos:  El primero es una introducción al origen de la vida desde una perspectiva histórica; la segunda parte aborda el tema en una perspectiva más científica, desde la fecundación hasta el alumbramiento.  Por último, la tercera parte se denomina “La realidad traicionada” y constituye una invitación a reflexionar sobre el inicio de la vida y su valor desde el momento de la concepción.       
  Considerando la necesidad de tener un equipo de personas que orientaran a los asistentes, se propuso este rol a los alumnos del Cuarto Medio Biólogo, quienes aceptaron el desafío y se prepararon a conciencia para ejercer la tarea. Desde estas líneas, les enviamos nuestro agradecimiento y felicitaciones por el alto nivel de responsabilidad que demostraron.
  Asistente a la Conferencia, en primer plano nuestro rector. Entre las autoridades asistentes a la ceremonia inaugural, contamos con la presencia del Obispo de la Diócesis, Monseñor Javier Prado, el Diputado Alejandro García Huidobro y el SEREMI de Educación, señor Víctor Olea, quienes junto a nuestro Rector, Hermano Aldo Passalacqua, cortaron la cinta tricolor.
  Previo a la inauguración de la Muestra, tuvimos la oportunidad de escuchar la conferencia  “El Estatuto del Embrión Humano” sobre cuestiones éticas relativas al origen de la vida, dictada por el sacerdote y profesor de Bioética de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica de Chile  Fernando Chomalí.   En el comienzo de su intervención,  El Padre Chomalí manifestó su agrado de estar en el Instituto O’Higgins para “reflexionar sobre nosotros mismos”. 
  Monseñor Javier Prado, Obispo de la Diocesis, y señor Victor Olea, Seremi de Educaión, cortan la cinta. Observan el Padre Fernando Chomalí, el diputado Alejandro García Huidobro y nuestro Rector Hno. Aldo Passalacqua.  Así mismo, indicó que uno de los propósitos de la exposición era que al final de ella quedáramos admirados de nuestra propia vida. Alumnos, padres y docentes se hicieron presentes en gran cantidad para escuchar las palabras del religioso, quien entregó un conjunto de precisiones que invitaban a asumir con vigor y convicción la defensa de la vida por sobre cualquiera otra consideración.  Por su importancia, me parece muy relevante exponerlas de manera sintética.
  “Nuestra vida es un don, es una gracia y debemos cuidarla más. En una cultura de la vida, la técnica debe ir junto con la ética;  la eficiencia debe ir junto con el amor.  En muchas partes del mundo se permite el aborto, es decir, quitarle la vida a un ser inocente.  La gran pregunta que nos debemos hacer es ¿qué es el embrión ¿quién es ¿de quién estamos hablando.  En segundo lugar, ¿cuál es la responsabilidad que nos cabe como sociedad sobre esta realidad tan frágil
 
Asistentes observan atentamente la Exposición. Cuando el óvulo es fecundado se da lugar a un nuevo sistema que posee una identidad biológica. El óvulo fecundado da origen a un ser humano porque ya es un ser humano.  Se autoconstruye, se automantiene.  Tiene una finalidad propia, constituyéndose en un fin por sí mismo y no por otro. El embrión no es un ser humano potencial.  Se es o no se es persona humana.  No existen estadios intermedios.
 
La Iglesia Católica postula que desde el momento en que el óvulo es fecundado, se inaugura una nueva vida, que no es la del padre ni la de la madre, sino la de un nuevo ser humano, que se desarrolla por sí mismo. Ningún dato experimental puede ser suficiente para reconocer la presencia de un alma espiritual. Nosotros estamos aquí presentes porque ese primer momento, cuando éramos embriones, fue respetado. 
 
Los alumnos Guillermo Suárez y Aníbal Contreras, de 4° Medio Biólogo, explican el contenido de la Muestra al público asistente. Esta es una evidencia incontestable.
Frente a la discusión de si el embrión es o no un ser humano que debe ser respetado en cuanto persona, se le ha de otorgar siempre el privilegio de la duda y abstenerse, frente a la sola posibilidad de que lo sea, de realizar cualquier acto que pudiera atentar en contra de su vida. 
 
Juan Pablo II, en su Encíclica Evangelium Vitae, dice: "Está en juego algo tan importante que desde el punto de vista de la obligación moral bastaría la sola probabilidad de encontrarse ante una persona para justificar la más rotunda prohibición de cualquier intervención destinada a eliminar un embrión humano". Esto implica que al embrión humano se le debe respeto. 
 
Animadamente, comentan la Muestra el Obispo Javier Prado, el diputado Alejandro García Huidobro y nuestro Rector, Hno. Aldo Passalacqua. La Iglesia siempre ha enseñado que al fruto de la generación, desde el primer momento de su existencia, se le ha de garantizar el respeto incondicional que moralmente se le debe al ser humano en su totalidad y unidad corporal y espiritual, es decir, vemos que aquí hay una norma de prudencia en virtud del valor inmenso que está en juego, que es una vida humana.
 
Para la Iglesia resulta del todo fundamental proclamar el valor sagrado de la vida humana. La vida es dada por Dios, es un don de Dios y lo que nos corresponde es reconocerla, respetarla y promoverla. Es en el hombre donde la vida adquiere características del todo particulares como lo es su capacidad de aprender, de optar libremente, de hacerse cargo de sus acciones y, sobre todo, de amar. La vocación fundamental del hombre y la mujer es la vocación al amor.
 
Muchas veces nos valoramos por lo que hacemos, en la medida que nos servimos, nos usamos. Pero muchas veces la palabra amor está muy ausente y eso obliga a cuestionarnos nuestra manera de relacionarnos con los demás.
 
La fe cristiana, la teología quiere hacer un aporte al avance del mundo contemporáneo, no pretende ser un freno, quiere ser un aporte para que haya un desarrollo auténtico, no un desarrollo avalado por otros intereses que no sea el ser humano y que se resume en el misterio de la creación, de la redención y la especial vinculación que tiene el hombre con Dios, que lo ha creado por amor y para el amor. Y esto es muy relevante, porque la concepción que se tenga de la persona va a influir decididamente en la postura que se adopte respecto de él y de la leyes que a él se refieran. Todo discurso ético y todo marco legal presuponen una visión del hombre. Desde este punto de vista, son las virtudes de la prudencia y la sabiduría las que han de abrirse paso en medio de una concepción del ser humano muchas veces reducida. Desde la mirada positiva y respetuosa que la Iglesia enseña respecto de la persona humana, debe entenderse su claro rechazo frente a todo aquello que constituye un atentado en su contra".

 
Finalmente, me parece importante destacar que la iniciativa de presentar esta exposición en nuestro Colegio no surge de manera espontánea, sino que se fundamenta en una postura de sólidos principios cristianos. Optamos por la vida y como colegio de Iglesia consideramos que este valor es intransable. No somos neutros ante las posturas pragmáticas y utilitaristas que hoy en día pretenden relativizar la vida del ser humano y su comportamiento.

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