Es por eso que no quisimos pasar por alto esta gran celebración; así, algunos compañeros de Segundo Básico, presentaron una dramatización, con cantos y rondas, en la que nos traían el recuerdo del Padre Hurtado; siempre atento a las necesidades de los “patroncitos”, siempre dispuesto a “servir”, con amor, desinteresadamente, descubriendo en el otro el rostro de Cristo. Es esto lo que siempre transmitió: un amor entrañable hacia los más necesitados, un deseo fervoroso por ayudar a Cristo sufriente, un anhelo por brindarle un “Hogar”. Estamos seguros que desde sus pequeños corazones, nuestros niños saben descubrir este mensaje y sabrán imitar esta buena obra y enseñanza. Pedimos al Buen Padre Dios, para que nosotros, desde nuestra conciencia de “adultos”, estemos también dispuestos y abramos nuestro corazón a tan noble iniciativa, haciendo de éste un mundo mejor.