Con mucha emoción, las y los estudiantes de la Generación 2021 vivieron su último día como alumnos (as) regulares del Instituto O’Higgins.

Temprano en la mañana, fue el tiempo de agradecer por el camino recorrido hasta llegar a la meta, con la celebración de la Eucaristía. Luego, los egresados (as) se trasladaron hasta la Sección Inicial, donde los más pequeños del Colegio les ofrecieron una hermosa despedida, con regalos, cantos y el recuerdo en imágenes de su paso por nuestros patios.

Las Damas Maristas, que los vieron crecer a través de los años, les ofrecieron todo su cariño con unos ricos hot dogs, y luego se desplegaron por las distintas salas del Colegio, de todos los niveles, para entregar el mensaje de la Promoción 2021 a todos sus compañeros y compañeras de Colegio. “Nuestro mayor deseo para ustedes es que valoren que cada momento que vivan se puede traducir en una anécdota que contarán en su último día de clases, nunca es tarde para sumar un amigo a su vida, una materia favorita a su lista, un profe admirado, ni un recuerdo valioso a su memoria; disfruten y vivan cada proceso de la mejor forma que puedan, pidan ayuda si la necesitan y ayuden cuando los necesiten, sean ese amigo que les gustaría tener y la persona que admirarían si conocieran”, señala la carta.

Cerca del mediodía vino el tradicional campanazo en la Sección Básica, seguido por todos los cursos de esta Sección y de Media Inicial, para dar paso a una fiesta con baile y cánticos, donde el “Dios y Patria…” y el “’O’Hi O’Hi” se escucharon más fuertes que nunca. Para, finalmente dejar el Colegio por la Plaza Marcelino Champagnat, y comenzar a vivir el resto de sus vidas

Hubo abrazos, lágrimas y también mucha alegría, en rostros llenos de esperanza por lo que está por venir, desafíos que enfrentarán con la fortaleza de llevar grabados en sus corazones el espíritu Marista y la insignia de nuestro Instituto O’Higgins.

“En nuestra condición de cristianos, somos la sal, la luz y la ciudad en el monte: ser sal es dejar que la acción del espíritu se expanda e impregne nuestra labor; ser luz, es poder distinguir la realidad que nos rodea y dejar que los valores de Jesús se manifiesten en nuestra vida, no caminamos en la noche; y ser una ciudad en el monte, es una referencia a la verdad y la sinceridad que deben presidir nuestras actos y que nuestra vida no puede ocultarse bajo la mentira o la doble cara. Queridos alumnos y alumnas, sean la sal, la luz y la ciudad en el monte, para sí mismos y para quienes les acompañen en este nuevo camino que inician”, les animó el Rector, Claudio Castillo.