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A 21 años de la canonización del Padre Champagnat
Por
María Conejera O.
Publicado:
18 Abril 2020
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Delegación chilena en la plaza San Pedro.
- Una delegación de aproximadamente 55 personas viajó desde Chile rumbo a Roma, para ser testigos de este importante momento, que fue presidido por el Papa Juan Pablo II ante una plaza San Pedro repleta. 
Todo nació luego de una invitación realizada por la Congregación a Hermanos, profesores, administrativos, auxiliares, apoderados y exalumnos de los colegios maristas de Chile. De esta manera, cada obra educativa eligió a sus representantes, conformando una delegación de 55 personas, que viajó a Roma, Italia, para estar presentes cuando San Marcelino Champagnat fuera proclamado Santo de la Iglesia Universal. De nuestro Colegio, integraron este grupo los hermanos Humberto Carrasco y José Gaus, el auxiliar Mario Cabrera (Fito), el educador Claudio Arellano y ex alumnos.

Ya en Roma, participaron en un acto previo a la Canonización, en la sala Paulo VI, que fue presidido por el Superior General, Hno. Benito Arbués. Sin embargo, cada uno de los maristas que formó parte de la delegación chilena y los miles de maristas presentes de todo el mundo esperaban con ansias el gran día: la eucaristía de la Canonización del Padre Champagnat, que tuvo lugar el 18 de abril de 1999, y que fue oficiada por el Papa Juan Pablo II, luego que una comisión médico- científica reconociera el milagro de la cura a favor de un Hermano Marista uruguayo.

“Nos quedamos en un hotel fuera de Roma. Por lo tanto, ese día (de la canonización) nos levantamos muy temprano, para viajar luego en bus hacia el Vaticano. El ingreso a la Plaza San Pedro fue mediante una invitación especial, que debíamos mostrar a quienes controlaban la seguridad. Éramos miles los asistentes, pues no se canonizaba solo al Padre Champagnat. Durante la ceremonia, hubo momentos en que llovía, pero alumbró el sol en el momento mismo de la canonización”, recuerda Claudio Arellano, actual Coordinador Sectorial del Ámbito de Educación y Secretario Ejecutivo del Ceis Marista, que en ese entonces era Director de la Sección de Séptimo a Segundo Medio.

Además, comenta que ese día fueron canonizados otros dos religiosos: Giovanni Calabria y Agustina Livia Pietrantoni, y que el frontil de la basílica de San Pedro estaba llena de andamios, debido a que algunos lugares del Vaticano estaban siendo refaccionados para la celebración del Jubileo de la Iglesia Católica, que se iniciaba en diciembre de 1999.

Quien también tiene muy buenos recuerdos de ese momento es Mario Cabrera, el Fito, auxiliar de nuestro colegio, que integró la delegación chilena. “Para mí fue una experiencia inolvidable, sobre todo porque lo pude vivir en vivo y en directo. Tuve la bendición de haber sido una de los representantes de Rancagua. Además, después fuimos a Francia donde conocimos los lugares en los que estuvo Marcelino. Pude conocer en persona todo lo que se hablaba de él, fue una experiencia que recuerdo hasta el día de hoy”, señala.

Tal como relata Mario, además de estar presentes en la canonización, posteriormente viajaron a Francia, para conocer los orígenes del Padre Champagnat como, por ejemplo, la casa de Rosey, donde nació Marcelino; Marlhes, donde fue bautizado; y La Valla, donde inició la Obra el 2 de enero de 1817. Además, L' Hermitage, la casa que construyó Marcelino cuando los Hermanos iban aumentando y Lyon, ciudad donde ingresó en el Seminario Mayor y fue ordenado sacerdote.

Cómo se vivió en Chile

En nuestro país, cada obra educativa realizó actividades para vivir, compartir y celebrar la canonización de Marcelino. En Rancagua, se hizo una vigilia para esperar y ser testigos en comunidad de este momento, donde participaron educadores, alumnos, apoderados y familias maristas.

Según recuerda nuestro actual Rector Sr. Claudio Castillo, quien se encontraba ese año en el Colegio de Curicó, esperaron el mensaje del Papa reunidos en el gimnasio junto a toda la comunidad, siendo una fiesta colegial que se vivió en un ambiente de respeto y alegría.

Posteriormente, en Santiago, se realizó una caminata al templo Votivo de Maipú en la que participaron miles de personas, representando a sus obras educativas, donde como siempre la alegría y las acciones de gracias por San Marcelino fueron la tónica de este gran acontecimiento. 

Hoy, luego de 21 años de este hecho que marcó un antes y un después para los maristas del mundo, lo recordamos con el mismo espíritu y esperanza, que nos invita a seguir comprometidos ahora más que nunca con esta Obra Educativa. 


Fotografías: Archivo Colegio Marista Rancagua- Gentileza Sr. Claudio Arellano. 

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