El propósito fundamental de estos Encuentros, según el Rector Pedro Díaz Cuevas, consiste en dar a conocer a los estudiantes el legado del Padre Champagnat, plasmado en centenares de cartas enviadas, principalmente a hermanos de las primeras comunidades maristas, en donde resaltaba el afecto, la sencillez y el espíritu de familia que les profesaba.

Esta última instancia, desarrollada ayer jueves 12 de septiembre en el Salón de Honor y que congregó a los cuartos medios, estuvo marcada por los testimonios de tres miembros de la comunidad marista rancagüina: el coordinador de Deportes, Ismael Valencia; Elías Navarro y Lucas Gramsch (los dos primeros ex alumnos del IOR y el tercero alumno del tercero B matemático).

Las declaraciones del profesor Valencia estuvieron centradas en aquellas experiencias familiares y colegiales que marcaron su corazón a sangre y fuego. Entre ellas destacó las buenas decisiones que tomaron sus padres al pensar en el IOR como esa segunda casa en donde aprendió lecciones fundamentales para la vida. Relevando el deporte como una oportunidad e instancia para desarrollar el valor del esfuerzo, y que se ha convertido en un pilar fundamental en su apostolado como educador.

Haciendo eco de una frase de Nelson Mandela, “hay que escuchar a la cabeza, pero dejar hablar al corazón”, resaltó frente a los jóvenes ese lenguaje silencioso que brota de una vida en que lo fundamental es rendir más allá de las propias fuerzas, creyendo en que los propios sueños acompañados de buenas decisiones se pueden convertir en realidad.

Muy en sintonía con el mensaje precedente, y marcado por un entusiasmo revitalizador, vino el testimonio del ex alumno Elías Navarro. El joven invitó a los estudiantes a no ser realistas, a soñar y pensar en imposibles. “La verdadera riqueza de la vida consiste en estar convencidos de que los sueños se pueden llevar a la realidad, siendo el ingrediente principal el amor por lo que se hace”, dijo.

En la misma línea, señaló que uno de los aprendizajes adquiridos de la familia marista fue a cultivar el amor por el trabajo bien hecho, valor que junto a otros jóvenes puso en ejercicio en la conformación de la Organización de Estudiantes Solidarios (www.oes.cl).

Luego, fue el turno de Lucas Gramsch que hizo referencia a la experiencia vivida en el Encuentro Internacional de Jóvenes Maristas, celebrado en Brasil desde el 17 al 21 de julio de este año. Allí formó comunidad con jóvenes de otros 46 países. En este sentido, destacó que a pesar de las diferencias de idiomas se sentía como miembro de una sola familia, generándose un estilo especial de fraternidad y amistad. Tras esa experiencia sostuvo con convencimiento que el mundo marista no termina en las fronteras de nuestro colegio o en los estrechos límites de nuestro país, sino que se trata de un mundo mucho más diverso en donde se puede vivir el carisma marista de las más variadas maneras.

Finalmente, el Rector agradeció los testimonios en la línea de la coherencia con la propuesta del Padre Champagnat y de su legado. Además, señaló que en el mundo son más de 600 mil jóvenes y adultos reunidos en comunidades en las que pervive la Misión y el sueño de nuestro fundador.