Estamos
disfrutando de unas merecidas vacaciones de invierno, pero
queremos recordar un hecho relevante de este primer periodo de
clases
Sin que este año 2010 será recordado por muchos aspectos en
todos los sentidos. Desde el terrible terremoto del 27 de
febrero hasta los buenos resultados en el Simce 2009, los cuales
han sido parte de nuestra nutrida agenda escolar en la primera
mitad del año.
En relación a lo primero, los daños en el colegio
fueron de consideración, pero en ningún caso estructurales y que
hubiesen puesto en riesgo la seguridad de todo el alumnado y
personal colegial; aunque si hicieron necesario un trabajo
minucioso en la reparación y remodelación de los edificios de
las secciones de básica (calle Millán) y de la sección de media
inicial.
Después de una inspección realizada por expertos,
se ejecutaron una serie de obras tendientes a recuperar la
capacidad antisísmica que tenían antes del terremoto, como
también incorporar nuevas tecnologías de ingeniería que
permitirán enfrentar de mejor manera nuevos movimientos
telúricos y situaciones de emergencia de igual magnitud.
Fueron 4 meses de arduo trabajo de la empresa constructora a
cargo de los trabajos y de los auxiliares de colegio, quienes
dejaron ambos edificios como nuevos después de una adecuada
limpieza y orden del mobiliario de todas las salas, salones y
laboratorios.
Pero sin duda la imagen de mayor relevancia fue
cuando los propios alumnos y alumnas de 3° hasta 6° básico, con
el cuidado correspondiente y en compañía de sus tutores,
ayudaron a ordenar sus respectivas salas de clases llevando de
manera individual o grupal sus propios materiales y útiles
escolares.
Todo este trabajo, que se realizó en la última
semana de clase antes de las vacaciones, fue entretenido y de
compromiso de los menores quienes con emoción y alegría
colaboraron con la puesta en marcha de su querido edificio que
cimienta su formación como alumnos maristas y líderes cristianos
del futuro.