El martes 11 de mayo se conmemora oficialmente el día del alumno. Nuestro colegio anticipó su celebración con motivo del calendario de pruebas globales. En virtud de ello, el cuerpo de profesores de la sección de 3° y 4° medios quiere destacar vuestro día, ofreciendo a Dios, la oración de la semana, para que en su gracia divina les colme de salud, alegría, amor y sabiduría para enfrentar su actual y futura acción de vida. En nuestro colegio agregamos juventud, cuotas de energía, tiempo de quimera, alegría y nostalgia, tiempo de sinsabores, del día gris o el azul con temperatura, tiempo de gracia y desgracia, tiempo de invierno y verano, de luz y sombra, de timidez y audacia. Tiempo de contradicciones, fuertes y sensibles, robustas y débiles, plenitud de asombro e indiferencia, tareas bien hechas, otras no cumplidas, travesía de pasión frente a pasos desteñidos, versos con la rima del poeta frente a una prosa insípida y lastimera, titanes en lo adverso frente al cobarde y disminuido, solidarios en la desgracia y el dolor frente al egoísmo y el narcisismo, atento en el servir frente al desatento en el actuar. Cargas de compañía y soledad, de amor y desamor, encuentros y desencuentros, engaños e inocencia, dulce y amargo, dinamismo y pereza, mar agitado contra la quietud del lago.

Frente a este torbellino de actitudes emerge el joven creativo, con ideas, capaces de resolver y atender eficientemente cualquier situación, cuando se lo propone. Ustedes supieron resolver un gran desafío y lo hicieron de la mejor manera. Hoy queremos, en este, vuestro día oficial, brindarles público reconocimiento al trabajo bien realizado y desearles lo mejor, que sus proyectos y vida se vayan cumpliendo de acuerdo a sus planes, la juventud que Dios les donó, sea eterna en vuestros corazones. La amistad,, el amor y la sana convivencia sean siempre su horizonte.

A nombre de todos sus profesores, tengan un feliz día y promuevan en cada rincón la alegría de vivir. REFLEXIÓN

Un auténtico ideal no se concibe a espaldas de las realidades que nos toca vivir. Cuando un ideal es auténtico nos impulsa a la acción para mejorar algo que vemos mal o deficiente.

Marcelino se da cuenta que la juventud de su época vive en una gran ausencia de Dios. No lo conocen. Y además viven con una gran ignorancia en las materias de estudio y de cultura. El se da cuenta de que Cristo le habla en ellos, y el ideal que concibe y al que se entrega, es servir a Cristo en estos hermanos suyos necesitados. Todo lo demás lo deja porque tiene poco valor: es pérdida y basura comparada con el Señor. Pidámosle a Marcelino que como él sepamos vivir comprometidos con auténticos ideales de servicio y entrega.