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Soñar: nuestro vademécum
Por
Instituto O'higgns .
Publicado:
2 Mayo 2007
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Tuve la ventura de conocer al Hermano Seán D. Sammon, Superior General del Instituto de los Hermanos Maristas de la Enseñanza. De padre irlandés y madre inglesa?inmigraron a EEUU, naciendo, Seán Sammon, en 1947 en Manhattan, Nueva York; lugar donde estudió y emitió sus primeros votos, graduándose en 1970.
Doctor en Psicología clínica de la Universidad de Fordham; autor de variados libros sobre temas psicológicos y vida religiosa. En octubre de 2001 fue elegido Superior General de esta congregación que, hoy, está presente en 77 países del mundo con casi 52.000 religiosos y seglares, educando a medio millón de niños y jóvenes en cada rincón del orbe y experimentando sus gozos y penas; siendo concientes del bien que pueden hacer, pero esencialmente, creyendo en ellos –en los niños- y en su futuro.
  Ventura, suerte; mejor: bienaventuranza de poder escuchar y compartir con una persona que ya “viene devuelta” de los altares de la erudición para llegar y quedarse, acá abajo, en la silente sabiduría, comprendiendo que la vida es bella, pero cuando se ama y que, misteriosamente, a pesar de haber logrado muchos títulos, diplomas, maestrías y otros, ha elegido, o bien, le han elegido; aunque se percibe, en definitiva, que Le ha elegido para ser documento, testigo y testimonio del valor de la sencillez en una época en la cual –éste- brilla por su ausencia, tanto en la sociedad toda, como en las organizaciones. En una sociedad en la cual, aunque duela, sigue primando el dinero por sobre el amor y, en la cual, la sencillez de los grandes hombres que en el mundo han sido, aparece exhibida –como en “Cambalache”; el de Enrique Santos Discepolo- junto a la Biblia y ésta contra un calefón. Estas experiencias hacen interpelar a lo más profundo de nuestra conciencia; mas, sin descubrir respuestas inmediatas; más bien, multiplicando un sinfín de interrogantes que se vuelven a cuestionar ante esta dicotomía que, al parecer, acompañará por mucho tiempo nuestras decisiones.
  Uno de los asistentes comentó y preguntó a Seán Sammon: “He escuchado su presentación y he advertido que ha sido recurrente en la idea de que es necesario ayudar a descubrir, tener y desarrollar los sueños en los niños y jóvenes. ¿Por qué y/o para qué es significativo o importante desarrollarlos” Él respondió algo así: “Saber descubrir sus sueños, sin presiones; más bien con celo, es decir, con cuidado, diligencia y el esmero que debemos poner al hacer algo; o con el interés extremado que se siente por alguien, es imprescindible para producir y desear un cambio…” Ayudar a los niños y jóvenes a tener y desarrollar sus sueños constituye, junto a la esperanza, los motores que pueden generar la creatividad y ese cambio en sus vidas que les permitirá el desarrollo. En otras palabras, sin sueños no hay visión y, sin ella, poco y nada queda de esperanza para poder moverse de manera intrínseca. Por lo tanto, el “gatillar” la capacidad de soñar es como poner la primera piedra que permitirá construir el edificio de sus vidas; y también de las nuestras.
  Finalmente, es posible colegir que estos sueños, a diferencia de los de Pedro Calderón de la Barca, constituyen el “Big Bang” de la motivación esencial y necesaria para echar a andar proyectos tanto personales, como cooperativos. Pocos creyeron en Colón cuando aseguraba que más allá del horizonte de las aguas se erguían otras tierras. Lo propio debió haber ocurrido con la novela de Julio Verne “De la Tierra a la Luna” en el año 1865, donde, de seguro, más de alguna sonrisa socarrona se esbozó tras su publicación. Y así, muchos ejemplos en los cuales, en primera instancia, esos sueños aparecían como meras quimeras y, al pasar de los días, se transformaban en realidad. La utopía es quien mueve la historia de la humanidad. Y, si esas utopías y sueños mantienen viva la esperanza, es porque las sabias palabras del Superior General Seán Sammon constituyen un pilar más para nuestro vademécum como educadores. * Carta publicada en el Diario El Rancagüino, el miércoles 25 de Abril de 2007.

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