Un grupo numeroso de ciento cuarenta y seis niñas
y niños de los Quintos Años Básicos han recibido a Jesús, en sus
corazones y en sus vidas, al hacer su Primera Comunión, en la
capilla de nuestro Colegio Marista de Rancagua.
Después de un proceso de catequesis familiar, donde los papás y
los hijos, se han ido preparando para este encuentro con el
Señor de la Vida y del Amor, descubriendo el paso de Dios por
sus vidas, para recibir a Jesús, con mucho amor y fervor, el día
de su Primera Comunión.
Primera Comunión, que es recibir a Jesús
sacramentado, en el pan y el vino, consagrados como el Cuerpo y
la Sangre de Cristo, alimento de nuestras vidas. Jesús que
quiere vivir con nosotros, dentro de nosotros...para que
nosotros seamos otros Cristos para los demás, con sus gestos de
amor, de perdón, de bondad y misericordia.
Que esta Primera Comunión, sea el inicio de muchas comuniones,
de muchos encuentros amistosos con Jesús, el Amigo que nos ama y
nunca nos falla.
Que estas niñas y niños que este año han hecho la
Primera Comunión en nuestro Instituto OHiggins de Rancagua
sigan viviendo el amor de Jesús, siendo solidarios y generosos,
haciendo crecer su fe, su esperanza y caridad, con la
colaboración de sus familias, de sus amistades, de su colegio...
Felicitaciones a todas las niñas y niños que este
año han hecho su Primera Comunión.
Felicitaciones a sus papás que les acompañaron y les seguirán
guiando en sus procesos como personas amadas por Dios y
solidarios con sus semejantes.
Agradecer a los catequistas, de papás y de niños,
que les han acompañado y guiado en la catequesis familiar.
Gracias al coro de Profesores de Básica que animó las
Eucaristías de las Primeras Comuniones.
Gracias al Padre Luis Escobar, capellán de básica
en nuestro colegio, que acompañó y animó a las niñas y niños en
su Encuentro con Jesús... manifestando el amor y el perdón de
Dios en el sacramento de la reconciliación, penitencia o
confesión...Y presidió las Eucaristías de las Primeras
Comuniones entregando el Cuerpo y la Sangre de Cristo, Pan de
Vida Eterna.
Los primeros comulgantes estaban felices de haber
recibido a su amigo Jesús en sus vidas con amor y fervor..
Y una niña nos compartía: Cuando finalizó la ceremonia de
nuestra Primera Comunión, recibir los aplausos e intercambiar
nuestros recuerdos, regresamos a nuestras casas con la alegría
de haber recibido al Señor, nuestro Dios, por primera vez y de
haber renovado los compromisos de nuestro bautismo.