En la vida hay experiencias enriquecedoras, y la
que vivimos el jueves pasado fue una de ellas. A pesar del gran
cansancio que teníamos pudimos irnos satisfechos y con alegría,
al haber terminado nuestra labor en la capilla del sector
Idahuillo en la comuna de Coltauco.
Llegamos con ganas y grandes ilusiones, y con ellas trabajamos
durante gran parte del día. Fue un reencuentro con la Iglesia y
con la gente necesitada.
Comenzamos el día con una pequeña oración y una
motivación de nuestro profesor tutor don Valentín Palma, luego
del cual salimos a esperar el bus que nos llevaría a nuestro
destino. Cuando llegamos a la capilla, la gente del lugar nos
dio un desayuno, después del cual se organizaron grupos para
repartirse el trabajo.
Al interior de la capilla la labor consistió en
lijar y barnizar todas las bancas y empastar muros para luego
pintarlos. Además de eso, pusimos un vía crucis, barrimos y
enceramos el interior de la capilla.
Al exterior, el trabajo consistía en pintar, barnizar las
puertas y colgar una cruz en la entrada de ésta, además del
trabajo de jardinería, que se trataba de cortar el pasto, hacer
jardineras con nuevas flores y podar las plantas que habían.
Además, uno de los trabajos que más costó al exterior, fue el de
arreglar el portón que la capilla alguna vez tuvo.
Pasado el medio día, la gente encargada nos dio
un gran almuerzo, que consistía en dos empanadas de pino más una
cazuela de pollo. Después de éste, continuamos esmerados nuestra
labor, porque sabíamos que debíamos terminar. Debido al gran
esfuerzo, los descansos por parte de algunos se fueron haciendo
cada vez más reiterativos, pero aún así continuamos nuestro
trabajo en el lugar.
A medida que avanzaba la tarde, se hacía notorio el fruto de
nuestro trabajo. Lo primero que pudimos apreciar terminado fue
el interior de la capilla, con un rostro nuevo, muy diferente al
que vimos al llegar.
Lo siguiente en estar terminado fue el portón de
entrada, el cual gracias al esfuerzo de algunos compañeros, le
dio un nuevo aire a la capilla en general. Luego pudimos
apreciar el nuevo jardín, el que se notaba radicalmente distinto
al que vimos a nuestro arribo: plantas podadas, pasto corto,
jardines nuevos, etc.
Lo último en terminarse fue el pintado exterior,
debido a las dimensiones de la capilla y al gran esfuerzo
necesario para terminar esta labor. Finalmente, luego de algunas
situaciones cómicas que le dieron ánimo a la situación, pudimos
apreciar totalmente pintada la capilla. Lo último que se hizo, a
modo de despedida, fue cuando nuestro compañero Paul junto con
Jaime clavaron la cruz-estandarte de la comunidad parroquial a
la que ayudamos, en el frontis de la capilla, dando así por
terminada nuestra labor, con la gente del lugar totalmente
agradecida.
Además de la satisfacción y alegría con que nos
fuimos, nuestro trabajo sirvió para unir al curso más aun, con
situaciones tragi-cómicas, como algunos accidentes de
compañeros. También debemos hacer llegar nuestro agradecimiento
a la comunidad de Coltauco, por su confianza, y por darnos la
oportunidad de ayudar