Días de lluvia y más lluvia sin cesar presagiaban una jornada
dificultosa y ardua, donde las metas de nuestro proyecto se
podrían hundir bajo el lodo y las calles anegadas de nuestra
ciudad, pero algo pasó que ese día amanece sin una gota en las
vías y nuestro proyecto emprende su trazado tal como se había
propuesto en un principio.
La jornada, como toda iniciativa
extra programática, empieza con sus típicas discusiones y
puestas a punto que hacen algo lento el inicio de la misma,
pero gracias a la buena disposición y gran compromiso de todos
el proyecto solidario pudo salir adelante.
Pero todo empezó días atrás, cuando para el día
Jueves 18 de Agosto se tenía que organizar una actividad en
beneficio de los más desposeídos que fuera organizada de
principio a fin por estudiantes. Para la elección del proyecto a
realizarse se tuvo que pasar por una estrecha votación para
dimitir qué realizaríamos. El proyecto a grandes rasgos se
dividía en dos partes, una hasta las 11 a.m. y la otra desde el
fin de la primera etapa hasta las 14 hrs. aproximadamente. La
idea consistió en dividir el curso en grupos de 3 a 4 alumnos y
asignarles distintos sectores de Rancagua para ir a recolectar
alimentos no perecibles casa por casa, y luego juntar lo
recolectado en el colegio.
La jornada se realizó sin mayores inconvenientes
y todo salió como debía, dándonos cuenta de paso que la gente,
en su mayoría, es bastante solidaria y no tenía problemas en
darnos lo que tuviera a su alcance, por muy humilde que fuera el
aporte, todo iba con un fin benéfico y la gente lo tomó de esa
manera. Pero como en toda regla tiene que haber una excepción
para hacerla realidad, hubo gente que simplemente no nos habría
la puerta y se limitaba a mirar por la ventana haciéndose los
desentendidos a la realidad de las familias con carencias que
hay en nuestra región y que ellos no quieren aceptar ni ayudar a
erradicarla, siempre ese puntito oscuro lleno de desconfianza y
egoísmo existirá y hay que intentar todo lo posible por hacerlo
cada vez más pequeño.
Eso fue en pocas palabras la primera parte de la
actividad, que terminó una vez que dejamos todo lo recolectado
en el colegio y nos dirigimos al Sagrado Corazón para seguir con
la segunda parte del proyecto. Eran las 11:30 cuando llegamos
donde las monjas, se unieron a nosotros en la realización del
proyecto para así duplicar los beneficios de la actividad, y
partimos nuevamente a sectores asignados con antelación,
obviamente diferentes a los que ya habíamos visitado durante la
mañana, y nos topamos con la grata sorpresa que al integrarse
las mujeres, la recepción en las casas era mucho más bien
acogida y los frutos de la recolección, por ende, iban a
aumentar notoriamente y el balance al fin de la jornada sería
mucho más positivo.
Nos bastaron poco más de una hora y algo para
colapsar nuestras mochilas y bolsas que llevábamos para la
recolección, y llegar con las manos llenas de fraternidad y
ayuda solidaria al punto de partida a eso de las 14:30 hrs. El
fin de la jornada sirvió para organizar todo lo recolectado, que
gratamente llenó todos los armarios y estantes de nuestra sala
de clases, dejando un balance nunca esperado en los pronósticos
pero siempre pretendido en nuestras mentes. La jornada sirvió
para unir al curso, unir a las personas de distintos sectores de
Rancagua por una causa común, unir a dos colegios con ideales
análogos y ayudar a personas que necesitan de nuestra ayuda de
forma urgente.
El día fue una terapia para cambiar de la rutina
diaria, para formar ideales de ayuda fraterna sin esperar nada a
cambio, aparte de una familia agradecida y feliz por la ayuda
que con gusto le brindamos. Para finalizar el día siempre quedan
preguntas en el tintero como; si fue tan bueno el día, ¿por qué
no realizarlo más seguido, o ¿por qué es necesario esperar un
día especial para darse cuenta que hay personas que necesitan
ayuda, todas preguntas posibles de responder por nosotros y que
nos dejan un desafío propuesto en nuestras actividades a futuro,
ya sea en nuestros futuros cursos, universidades, o por qué no
en nuestros futuros trabajos que estemos ejerciendo.
Un día que debería ser todo el año
Convencido de que en el rostro de los que sufren está Cristo
(Fernando Roman Ortega)
Un día como cualquier otro, 18 de Agosto, sólo que fue elegido
para celebrar el Día de la Solidaridad. Una celebración que
claramente no tiene las altas repercusiones como lo son la
Navidad o la Pascua, pero que en su interior nacional guarda
mucha importancia tanto como las fiestas patrias. El día de la
solidaridad es una instancia del año en que varios grupos hacen
actividades con gente que lo necesita pero, ¿por qué ese día
Y es aquí donde aparece la figura, del prontamente santo,
Alberto Hurtado.
Este sacerdote que sintió el llamado de Dios para
que además de su actividad ministerial tomara un protagonismo
esencial en una actividad pastoral, es decir, reunir y proteger
a esas personas que no podía satisfacer ni sus necesidades
mínimas, a esos patroncitos que necesitaban de él más que
cualquier terrateniente que tuviera problemas. Convencido de que
en el rostro de los que sufren está Cristo, se encomendó a él y
comenzó una labor titánica que con muchos esfuerzos pudo sacarla
adelante y que se convirtió en el Hogar actual de Chile: el
Hogar de Cristo.
Su trabajo aún se recuerda y un reconocimiento
claro, es este día de la Solidaridad en el cual se conmemora su
aniversario de muerte. Por lo tanto, para un pueblo que se hace
llamar solidario este es un día, a lo menos, importante, por lo
cual tenemos que hacer verdadera esta condición de filántropos y
que mejor que hacerlo hoy. El compromiso con los necesitados
tiene que ser auténtico y efectivo y debemos hacer nuestras las
palabras del Beato, cuando dijo que los pobres no pueden
esperar o dar hasta que duela.
En síntesis, es importante tener un real
compromiso en este día y tener claro que las actividades que se
realizaron son sólo un grano de arena de toda esa playa colmada
de gente que realmente nos necesita y que el Padre Hurtado, tal
como nosotros aunque sea por este día, trató de aliviar. Ojalá
que los patroncitos no recuerden este día como la muerte de su
protector sino como el día en que algunos de sus sueños se
pueden hacer realidad; que todos los días sean 18 de Agosto, esa
es nuestra meta y con el Padre Hurtado, Contento Señor
Contento, lo vamos a lograr. Que así sea.