Mientras algunos recién se levantaban y otros ya estaban en pie, los profesores les prepararon el desayuno de ese día, poco a poco se fueron reuniendo alrededor de la mesa donde no faltó la amena conversación. Más tarde, al calor de las chimeneas del living de la casa, algunos abuelitos se animaron a contar chistes y a cantar, con la alegría que los caracteriza. Los profesores no se quedaron atrás y les brindaron una poesía y canciones que entonaron junto a ellos. Mientras esto ocurría, la silenciosa labor de las colaboradoras que los atienden, seguía su curso. Una, dando el desayuno a un abuelito de 101 años que debe permanecer en cama , otras haciendo el aseo de la cocina, otra planchándoles la ropa. Así transcurre el día de este muy bien organizado Hogar, gracias a la entrega desinteresada y abnegada de estas colaboradoras quienes se encargan de todas las obligaciones de una casa: asearlos a ellos y la casa, lavarles y plancharles su ropa, darles sus medicamentos, animarlos cuando el se ponen nostálgicos, trasladarlos de un lugar a otro y con mucha paciencia y buen trato, convencerlos para que hagan algo cuando no lo desean. Cabe destacar que la sensibilización frente a esta acción solidaria se ha ido extendiendo poco a poco a los familiares de los profesores de la sección. Madres, hijos y nietos de los docentes han disfrutado de la compañía de los abuelitos, quedando de manifiesto el éxito que ha tenido dicha actividad.

Fue, como siempre, un momento muy grato, especialmente para nosotros que siempre nos llevamos alguna experiencia de vida que nos brinda la sabiduría de los años. La visita finalizó con una oración animada por el Director de ciclo en la que se agradeció por la oportunidad de estar allí y se pidió por la salud de todos y cada una de las personas que viven en este Hogar.