Ya hace bastante tiempo, cuando éramos solo una
lista postulante al Centro de Alumnos, pensamos que una de las
cosas más importantes que debía presentar un organismo de esta
categoría era su preocupación por los demás, partiendo por los
alumnos, pero también era necesario un verdadero compromiso de
caridad con los más necesitados. Es por eso que, movidos por
esta inquietud, presentamos un proyecto de esta índole a Gesta,
Fundación Marista por la solidaridad, para que pudiéramos tener
apoyo financiero y logístico.
Luego de analizarlo, Gesta lo
aprobó, y nos pusimos a trabajar.
¿En que consiste este proyecto El nombre sin
duda nos dará una idea: Compartiendo fraternalmente con los más
necesitados. Se trata de un reforzamiento académico a niños de
escasos recursos, pero no sólo eso, sino también compartir un
rato junto a ellos en actividades recreativas. Estos niños viven
en el Hogar Don Guanella, bajo la tutela de los Siervos de la
Caridad. Presenta jóvenes de entre 9 y 13 años, los cuales por
diversas circunstancias, principalmente de recursos limitados o
de familias mal constituidas, han llegado a este hogar.
Debido a esta precaria situación, es que su nivel
académico no es muy alto, por lo que quisimos poner énfasis en
ese aspecto, avocándonos en esta actividad principalmente a
hacer clases de matemáticas y lenguaje. Estas clases se
desarrollan en salas que ponen a nuestra disposición, en el que,
con guías facilitadas por el colegio, les ayudamos a que
practiquen el uso correcto del lenguaje, la comprensión lectora,
etc. o también que puedan desarrollar adecuadamente diferentes
operaciones matemáticas, apoyando aquellos aspectos más
dificultosos para ellos.
Luego de este rato de trabajo, nos dedicamos a
jugar con ellos, compartiendo su tiempo de recreación.
Aprovechamos las instalaciones de las que goza el Hogar, entre
ellas una cancha de baby- fútbol, ideal para que los niños
pongan a prueba su talento, junto con poder tener un rato de
sana convivencia con sus demás compañeros, que de acuerdo a lo
que hemos visto en nuestras visitas, forman una verdadera
familia, con todo lo que implica (entre pequeñas discusiones y
fuertes muestras de fraternidad). Luego del partido de fútbol,
el cansancio y las ganas desplegadas en la cancha ameritan una
once, que es preparada por nosotros y una de las señoras que
trabajan en el lugar.
Finalizando este momento, llega la hora de
despedirse. Chao tío, ¿Vuelve el otro jueves, traiga guías
de divisiones El próximo partido le ganamos Frases como esas
son las pronunciadas al despedirnos, las que reflejan el vínculo
que se ha ido formando entre los niños y nosotros, por el simple
hecho de hacer algo de clases y jugar, pero que sin duda, tienen
un gran valor para todos ellos.
Para finalizar, sólo queremos recalcar lo
gratificante de la experiencia, en la que la entrega y caridad
por el otro son la tónica principal, unidos en el espíritu de
Marcelino. Es por eso que extendemos a todos los que quieran, la
invitación a participar en los encuentros restantes del año,
para poder entregar todo lo que uno ha recibido en favor de los
demás.