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Hernán Felipe Arriagada Sánchez
Por
Instituto O'higgns .
Publicado:
1 Agosto 2002
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HERNÁN FELIPE, todas las personas que te conocimos y supimos de tu generosidad, tu valentía frente al dolor, tu amistad, queremos testimoniar que tú has sido un mensajero de Dios para dar sentido a nuestra oración, a nuestro vivir y a nuestra entrega generosa.
Más que preguntarnos por qué Dios permitió esa enfermedad en tu vida...debemos preguntarnos para qué...lo permitió Dios en tu ligero caminar por esta vida....madurando como persona. Y siendo un alumno nos diste lecciones a los profesores, a tus compañeros, a las familias, a tus amigos, a tu familia, que con tanto cariño y entrega siempre estuvieron a tu lado, entregando lo mejor de ellos, entregando su propia vida, minuto a minuto, día y noche, para que tú pudieras vivir. Hernán Felipe es cierto que los estudios te costaban, pero te esforzabas para superarte y recompensar los esfuerzos de tu familia para que tú fueses un Buen Cristiano y un Buen Ciudadano, como quería San Marcelino Champagnat. Te preparaste con esmero y dedicación para recibir a tu Amigo Jesús, el día de tu Primera Comunión. Tu hermano Gonzalo se vestía de terno para ese solemne acontecimiento. Y en tu enfermedad siempre encontraste la fortaleza en el Amigo que nunca falla, en Jesús. En el Hospital de la Universidad Católica, donde te hiciste amigo de los doctores y del personal de salud, encontrabas el consuelo y conciliabas el sueño mirando el crucifijo de la sala y le decías a Jesús: "Señor, si Tú sufriste tanto en la cruz, mis sufrimientos son poca cosa comparado con lo que Tú sufriste". El profesor del colegio, Don Gonzalo Yávar, Diácono Permanente, te llevaba la Comunión a tu casa. Cómo saltaba tu corazón de alegría en el encuentro con Jesús en la comunión. Qué alegría para ti y para tu familia cuando el Sr. Obispo de Rancagua, Francisco Javier Prado Aránguiz, te visitó en tu hogar, el sábado, 13 de julio, te administró el Sacramento de la CONFIRMACIÓN, te dio la comunión y bendijo tu cuerpo con la unción de los enfermos. Qué ejemplo de serenidad, fruto de la fe, nos dieron tus padres y familiares, especialmente tu mamá Lucía. Sigue protegiéndoles desde tu presencia con Dios.
Qué palabras de amistad, de gratitud, de hermandad proclamaron tus amigos de tu barrio. Qué testimonio tan admirable nos compartía en la capilla un Pastor de la Iglesia Evangélica, el ejemplo que tú le dejaste de oración, de entrega, de madurez humana y en la fe. Todas las alumnas y alumnos de nuestro colegio pasaron por la capilla para tributarte su amistad, su oración y la alegría porque fuiste un alumno de este colegio, que te acogió para educarte y tú nos has dado lecciones a todos, has sido un profesor del amor, de la entrega, del testimonio humano y cristiano...como nos compartía el Hermano Aldo, nuestro Rector, en la Eucaristía. La capilla del colegio se llenó de flores, los alumnos y los scouts te hicieron escolta...estaban los estandartes del Colegio Sagrado Corazón, donde trabaja tu mamá como profesora y donde estudia tu hermana menor y el del Instituto O'Higgins.
Y tú quisiste partir con el buzo del colegio, como alumno marista, hacia el encuentro de Jesús, la Buena Madre María y San Marcelino Champagnat. El Rumpi, tu perrito fiel, que nunca te abandonaba y te acompañaba donde ibas, que te hacía compañía y cuando tú comías tus galletas favoritas de champán siempre le convidabas al Rumpi....él te demostró, por instinto, su cariño y te echará de menos....   HERNÁN FELIPE ARRIAGADA SÁNCHEZ,
gracias por tu amistad y tu testimonio de vida.
Desde el cielo sigue bendiciendo y protegiendo a tu familia
y a los que todavía peregrinamos por esta vida terrena hacia la celestial.

Máximo del Pozo Hernández
Hermano Marista.

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