Las tinieblas y el dolor embargaron nuestro ser al recordar, con
amor y veneración, la muerte de Jesús en la cruz y su sepultura en
el frío sepulcro.
Pero Cristo no permaneció clavado en la cruz ni su cuerpo
permaneció en el oscuro sepulcro. Jesús ya se lo había anunciado
a sus amigos: Después de morir, al tercer día resucitaré.
CRISTO venció a la muerte y resucitó glorioso del sepulcro.
CRISTO es la LUZ DEL MUNDO que ilumina nuestro caminar y nos
invita a ser LUZ para los demás, ser para ellos gesto solidario,
fraterno, caritativo.
El CIRIO PASCUAL símbolo de Cristo resucitado
y vivo entre nosotros nos acompañará hasta la Ascensión de Cristo
al cielo desde donde nos enviará su Espíritu Santo. ¡Toma,
hermano esta luz y hazla tú brillar!
CRISTO resucitado es el fundamento de nuestra fe. "Si Cristo
ha resucitado del sepulcro también nosotros resucitaremos con Él!
Nos dice nuestro Obispo Diocesano Monseñor Javier Prado
Aránguiz:
"Apliquemos la resurrección de Jesucristo a la realidad
concreta de cada día; en nuestra vida personal, en nuestra vida
familiar, en las relaciones con los demás, para que así la
resurrección del Señor, no haya sido solamente un hecho histórico
que conmemoramos cada año, sino un hecho que anima la vida
cotidiana de cada uno de nosotros, la que debe ser una permanente
Pascua, un permanente paso de la muerte a la vida, del pecado a la
gracia, de la enemistad y el odio al amor y la caridad" (El
Rancaguino, 31 marzo 2002)
¡ Feliz Pascua de Resurrección !
Máximo del Pozo Hermano
Marista